miércoles, 20 de junio de 2012

Corre

Abrió sus hermosos ojos y supo que éstaba cansada de esos días grises, sin embargo, sentía ese dolor agudo tan familiar

Un record forzado

Revisó su calendario y vio que hacía veinte días de aquella desición de la que se enorgullecia. Sin embargo, el dolor se hacía presente en sus momentos de soledad que en esos días eran abundantes. Extrañaba sus palabras escritas, su estupida forma de comunicarse, estrañaba soñar, sentir y en cierta forma vivir con aquella falsa ilución. ¿Valía la pena su enmascarada tranquilidad?; todo era mentira esa sensación de vació parecía que jamás le abandonaria. Quería leer sus mentiras, sus estupidas palabras que le hacían sonreír, sentirle cerca ¿dónde estaba? ¿existía? Claro que si, existió porque toco su cuerpo y más aún tocó su alma. Paradojicamente sus teorías del alma aprendidas en sus clases no eran suficientes para explicar su presente. Regresa, regresa, regresa era lo único que quería decirle, quiero oler tu esencia, escuchar tus palabras, tocar tus manos entrar en su vida. Regresaba a su realidad y no estaba, su corazón se partía, sus lágrimas brotaban pero no daría marcha atrás. Todo había sido un sueño, siempre lo fue pero ¿cómo explicárselo a su alma? Te extraño mucho, mucho tanto tanto que me duele mi grandioso record de veinte días sin ti.
Había pasado casi un año de no haber recurrido al escape de escribir. Ese día había despertado escuchando una canción tradicional que la dejo pensando y sin saber el por qué derramo un par de lágrimas, no era un día pertinente para quedarse todo el día recostada, había trabajo pendiente y urgente. Se levantó, diose una ducha, tomó un café y fumó un cigarrillo. Emprendió el viaje hacía aquel lugar lleno de libros y en el camino encontró a un amigo. Si, un amigo de esos a los que ella prefiere y ama sobre todas las cosas: un perro vecino que se encontraba muy lejos del hogar. Se quedo con el intentando llamar su atención sin éxito alguno, ya que su amigo emprendió la marcha en busca de un rato de pasión. Ella se quedo preocupada con una enorme opresión en el pecho, pensando en que quizá esa sería la última vez que lo vería, le guardaba un cariño especial a aquel canino porque este junto con ella habían presenciado la muerte de otro cánido que de no haber estado ahí seguramente la muerte hubiese sido para ella. Entró a aquel lugar lleno de silencio, libros y unas cuantas personas más que no desperdiciarían su tiempo en permanecer ahí un gran rato. Ella, al contrario de los demás, permaneció un largo rato haciendo aquel deber urgente, escuchando música (para los demás aburrida) y pensando en aquel amigo. La tarde se acercaba y decidió marcharse de aquel sitio, a la salida trato de encontrar a su amigo, cambio de ruta pero no lo logro. Antes de llegar a su refugio compro tres cigarrillos para pasar la noche y pasó a ver a los "dueños" de su amigo. le dijeron palabras que no creyó pero que la tranquilizaron: ya estaba en su casa. Camino, camino y camino perdida, triste, sola, tan sola con solo ella sabe sentirse. Con aquel vacío constante que ni las pastillas pueden calmar. Llego a su refugio junto con su vacío y lloro por unos momentos........se dio cuenta que el llanto ya tampoco es suficiente para calmar la soledad y la tristeza.

martes, 20 de septiembre de 2011

Otra vez

Había descansado de sentir aquella inquietud, sin embargo le basto leer unas cuantas letras para volver a sentirla. Nuevamente su frágil estabilidad se tambaleo, el sentido de su vida giraba en torno a esa persona. Se resistía con fuerzas flacas para no sentirla, pero el tono de los días había sido nuevamente gris, leía y leía aquellas letras y esperaba saber más de aquel ser ¿por qué? ¿por qué? ¿por qué? Maldita necedad, mil veces maldita ¡largate¡ !vete¡ no quiero volver a sentirte déjeme por lo simple y sencilla razón que cuando no estas vienen cosas buenas y contigo vienen cosas malas, indeseables............así como se me acabaron las excusas, se me acabaron las fuerzas.........

martes, 30 de agosto de 2011

El espejo

Aquella noche se miro al espejo y su reflejo era otro. Sus hermosos ojos emitían una mirada distinta porque proyectaban ilusión, esperanza y fuerza; su rostro era hermoso porque tenía imperfecciones, los pliegues  que suelen dejar su huella en treinta y un orbitas en torno al sol, su cabello parecía un manojo de hilos castaños, largos y desaliñados. Esa noche se gustaba,parecia como si jámas se hubiese llamado la atención y sentía un placer torpe al verse. Sin embargo, las dudas se volvian a aparecer y repetía "esto ya lo he sentido" seguramente pasara. ¡Ha esa infame adecuación a sentirse mal! Pero algo le decía: ¡espera! esto es distinto porque ese sentimiento añejo lo sentias porque era dirigido a que te viera alguién más, pero nunca tú; y hoy es tu propio reflejo el que te lo muestra te has dado la oportunidad de verte, de admirarte tal como eres y es probable que también de amarte. Su mente arremetía: no seguramente es porque has recibido buenas noticias y algunas cosas marchan bien por ese motivo tienes esa energía; recuerda que cuando todo marcha bien en tu vida algún acontecimiento negativo ocurre, no te confies ni de tu propio ser. Además recuerda que alguién te ha lastimado muy fuerte y que aún debes reconsiderar que no confiaste esta vez en ese alguién y esta vez pudo ser la buena oportunidad, lo que habías deseado por años. En ese momento su reflejo le hizo la invitación a voltear a verle, lo primero que vió fué una movimiento negativo de su cabeza. Dió un par de suspiros y dejo que su reflejo se expresara. Su reflejo pausadamente le decía: la mujer que yo veo desde muchisimos soles atrás es hermosa en espiritu, ama intensamente a quienes fueron y han sido importantes para ella, es generosa, se esfuerza en ser mejor humano día a día, es apasionada, se entrega sin reservas, es una guerrera por  que lucha, confía y escucha. Sin embargo, antes de lastimar a alguién que ame o no se lastima ella misma. La veo sufrir con tanta frecuencia porque sus hermosos ojos los cubre una capa transparente de lagrimas, su corazón le duele en la misma intensidad en la que ama, yo la veo como es, pero ella se ve fea, estupida, engañada, herida, aburrida, rechazada, usada, malquerida, vacia, espantosamente sola, sin valor. Todos estos años he esperado este momento: "yo que soy solo su reflejo veo lo que ella es" ¿por qué ella no se permite verse?

por hoy es suficiente

viernes, 19 de agosto de 2011

Un tono distinto

Cada mañana al abrir sus hermosos ojos algo muy interno le decía de que color sería el día. Los colores-día los distinguia principalmente en tres tonos: verdes, grises y rosas. El tono verde era el más deseable pero el menos constante durante su existencia, el gris se había convertido en el común denominador, no era deseable pero convivia diplomáticamente con él y el rosa le era casi totalmente desconocido; en primera no le gustaba ese tono y en segunda no creía en la perfección de la vida, de las situaciones. Esa mañana al despertar sabía que el tono del día sería nuevamente gris como la gran mayoría de los anteriores, el matiz verde estaba casi tan perdido como el rosa, esa situación era alarmante y no tenía la disponibilidad para soportarla. Pero ¿por dónde iniciar? su cabeza giraba una y otra y otra vez en torno a las msmas ideas, los mismos deseos no obtenidos y los mismos sentimientos añejados y cubiertos por una fina capa de soledad y rencor. Poco a poco había sido victima de las consecuencias de aquellos impulsos a los que se había entregado  sin resistencia alguna y ahora se encontraba presa de ellos en un diario acontecer gris. Esa misma mañana sintió que su fuerza había desaparecido, la esperanza no la encontraba en ningún rincón de su alma y que esto no era justo para sí. Lloró en silencio, grito en silencio y el dolor era tan intenso que deseaba mejor desaparecer a seguir sintiendolo. Sin embargo, quería encontrar una salida que le permitiera ver lo que otros veían en su persona y que no era capaz de percibir, de apreciar y de disfrutar. Toda su existencia estaba llena de preguntas, porques, juicios, perfección no lograda, pero el agotamiento en este punto era devastador: estaba totalmente incapacitada para ver y quizá sobrecapacitada para sentir. Ya era medio día y sabía que por lo menos ese día también sería gris, quizá mañana el color cambiaria a su anhelado tono verde.